Reitero que
de fútbol solo sé que la pelota es redonda, pero ante la fiesta deportiva
denominada Mundial de Fútbol, el Consejo de Redacción de Proceso Digital me
pidió blofear con alguna frecuencia, acerca de la copa que ha comenzado en la
tierra de Caetano Veloso, Gal Costa, la samba y el balompié, que representa
Brasil.
Brasil es
eso y mucho más.
Intentaré
así hacer una fina estampa de lo que no sé. En los últimos días mis compañeros
de la mesa de redacción me han visto ansiosa preguntando sobre cosas de fútbol.
Se ríen y me
miran con asombro, porque saben que a mí, eso nunca me ha quitado el sueño.
¿Qué es el
fútbol? Les pregunté. Las carcajadas no se hicieron esperar, pero al ver que
estaba con mi libreta y lápiz dispuesta a anotar sus respuestas, las carcajadas
se volvieron sonrisas, me miraron con cariño y compartieron sus visiones.
El fútbol,
dijeron casi al unísono, es el mejor deporte del mundo. Es uno de los negocios
más grandes del mundo que implica mercadeo y otras vainas más. Es tan
importante el fútbol que cuenta con una organización como la FIFA que tiene más
países miembros que la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Eso no lo
sabía.
Y siguieron:
el fútbol es algo que vive la gente y a quien le gusta este deporte se las
ingenia para ir a un partido a verlo y disfrutarlo. Un apasionado del fútbol
hace cualquier tipo de sacrificio, porque es un deporte que se puede jugar en
cualquier lado, solo se colocan dos piedras y ¡listo! ¡Comienza la potra!
El fútbol,
agregan, se puede jugar en la calle, en la selva, en un patio, en un estadio,
en fin, en cualquier lado donde se sientan las ganas de jugar. De allí que el
fútbol sea muy popular porque además es barato. Hay otros deportes elitistas
como el tenis o el golf, me explicaron.
Pero el
fútbol no es un deporte elitista, el fútbol une pueblos, no los divide.
Y, ¡Lic!, si
usted quiere aplacar una manifestación popular, póngales un partido de fútbol y
si es de la H, mejor. Adiós manifestación, me dijo en tono serio otro de mis
colegas, mientras el resto asentía. Qué cosas. ¡Es el fútbol!
¿Qué es un
gol?, les pregunté. Un silencio se apoderó de la sala, el cual aproveché para
tomarme un sorbo de café, pues no tenía la Vitaflenaco al lado por aquello del
dolor y la tensión, la tensión y el dolor, que me causa esta nota. Je, je, je.
Técnicamente
-dijeron para apantallarme- es cuando el balón pasa la raya de la meta.
Sí, agrega
otro de mis compañeros, pero en términos sencillos, lic, el gol es el éxtasis
del fútbol, es el momento más grande, es la cúspide del juego. ¡Es un orgasmo!,
dijo picarescamente otro. ¡Ah ya, genial!
Pero si
escribís sobre fútbol debes saber las reglas del fútbol, me advierte el colega
German Henry del Cid. ¿Cómo así?, le dije.
Sí, conocer,
por ejemplo, qué es un fuera de fuego, qué es una falta, qué es un penal? Y me
dijo tantas cosas que necesito una Vitaflenaco.
Así, con
este punteo para principiantes intentaré blofear de fútbol. Para el caso, supe
que la H tuvo ya su primera baja -jerga militar aplicada también al fútbol-. Se
trata del futbolista Arnold Peralta, por estar lesionado.
Pero también
Francia, uno de nuestros rivales en el mundial, tuvo su pérdida. El jugador
Franck Ribéry, que juega en el Bayer Munich de Alemania, tampoco está en el
mundial por una lesión en su espalda.
¿Quién
ganará el mundial? No lo sé, solo sé que Honduras está entre las 32 selecciones
de igual número de países del mundo que lograron asistir a un encuentro de
carácter mundial y global. Que el mundial se realiza cada cuatro años desde
1930, a excepción de los años 1942 y 1946 por la Segunda Guerra Mundial.
Y sé que en
este tiempo que dure el mundial, mis compañeros me ayudarán a colorear
historias, pero no me pidan que haga de árbitro o de entrenador de fútbol, que
son casi todos los hondureños cuando juega la H.
Intentaré,
como una principiante no apasionada ni mucho menos futbolera, ver el mundial
con otros ojos y escribir para contárselos. ¿Dónde está la Vitaflenaco?
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