lunes, 24 de febrero de 2014

¿Perder el asco o vencer el odio?

La pregunta descolocó a los expositores y a la prensa misma, que debatía en ese momento posibles caminos de encuentros de unidad gremial y solidaridad, ante el asesinato de periodistas, tras escuchar las historias de colegas de México y España sobre el impacto de la violencia en la prensa mexicana y la posibilidad de réplica en Honduras y los llamados países del triángulo norte de Centroamérica.

Conocían de mano de los colegas invitados la historia del periodista Gregorio Jiménez, asesinado en Veracruz, México, y a quien los medios para los cuales reportaba le pagaban 1.50 de dólar por cada nota, algo similar a los escenarios que viven los periodistas del interior de Honduras, coincidieron los colegas hondureños. “Goyo”, como le conocían, tenía que escribir cerca de 100 noticias para hacerse un salario de unos 300 a 400 dólares, relataron.