jueves, 19 de enero de 2012

A buen entendedor…

En su primera semana de gestión, el presidente de Guatemala, Otto Pérez, ha dado muestras contundentes de querer combatir el crimen organizado. Se voló a toda la cúpula policial y siguen rotaciones en zonas claves por considerar que tenía una policía corrupta, coludida con el crimen organizado.
También creó una fuerza de tarea especial para investigar los femicidios y capturar a los responsables. Pérez no dudó en señalar que “la corrupción ha afectado a la Policía” en todas sus esferas y es preciso rescatarla para llevarla a un sendero de “dignidad y responsabilidad hacia el pueblo de Guatemala para servir y garantizar la vida y seguridad de todos los guatemaltecos”, acotó el nuevo mandatario.
En paralelo, dijo que investigan la presencia del capo de la droga mexicana, Joaquín “El Chapo” Guzmán ante denuncias de que se mueve en las fronteras de Guatemala y Honduras, con protección de autoridades militares y policiales.
No está mal para un arranque de gestión gubernamental, al margen de los cuestionamientos a su trayectoria pasada. La decisión de Pérez, un ex militar experto en inteligencia, ha sido vista con buenos ojos tanto en Guatemala como fuera de ese país. No se anduvo por las ramas para actuar, quizá porque no tiene afinidades con la policía corrupta guatemalteca.
En Honduras, no ocurre lo mismo. El tema de la depuración policial va a cuenta gotas y los funcionarios se incomodan por los editoriales o porque los diarios registran las muertes que ocurren en las llamadas zonas “recuperadas” por los operativos relámpagos.
Pero no todo lo saca la prensa. En Olancho, los oriundos cuentan los muertos por decenas, casi a diario, pese al relámpago y los éxitos que se atribuyen las autoridades. ¿Qué cartel desplaza a cuál? Es la pregunta en esa bella región del país. Eso no trasciende porque los periodistas en la zona sufren de la censura y autocensura como mecanismo de salvamento ante una “muerte súbita”.
Así está el país en varias regiones, sin incidentes por reportar por parte de las autoridades, pero con las historias contadas por sus pobladores diametralmente opuestas al informe oficial. Ello me indica que el presidente Lobo, como así lo ha revelado, sigue “siendo goleado” cuando parpadea, no solo con nuevos impuestos, también en materia de seguridad.
Jocoso, como se ha vuelto últimamente el presidente Lobo, preguntó en una rueda de prensa,  que ¿quién había partido el mar? ¿Abraham o Moisés? Y uno de sus asesores que tenía al lado, respondió: “El del arca” en alusión a Noé.  ¡Plop!, así de jocoso está el país.
Una  jocosidad que,  pasa por alto hechos como el atentado que fuera objeto un jefe de seguridad de un alto comisionado de policía, a quien un suboficial y un preventivo intentaron matar, con tan mala suerte que fueron ellos los heridos. Uno está en un hospital público y otro en uno privado. El objetivo, dicen los conocedores de esas vainas, era sacar del camino al jefe de seguridad para llegar al comisionado. Todo indica que podría iniciar una guerra “sórdida” en la policía.
Pero aquí no pasa nada, quizá ello generó el llamado de Washington al presidente Lobo a quien llevaron a Miami para “socializar” estrategias. La cita se produce tras el envío de cuatro fuertes señales estadounidenses de inconformidad con el accionar público en materia de corrupción y seguridad.
Esperemos que se viene en los próximos días, porque como dicen en mi pueblo. A buen entendedor…

lunes, 9 de enero de 2012

Golpe al “Chapo” Guzmán

En algún lugar de las montañas mexicanas o de Centroamérica, en donde se encuentre reposando, protegido por autoridad alguna, Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo” Guzmán, uno de los narcotraficantes más buscados en el mundo, la noticia le habrá caído como balde de agua fría: no puede ingresar a Honduras si no paga 34 dólares como parte de las nuevas medidas de seguridad nacional aprobadas por el gobierno y refrendadas, a medianoche, por el Congreso Nacional.
Por cualquiera de los 22 puntos fronterizos por donde quisiera entrar a visitarnos “El Chapo” Guzmán, debe pagar 34 dólares por entrar y salir del país, en vista de que la nueva medida busca evitar que los narcotraficantes, sicarios, lavadores de activos, corruptos, delincuentes, secuestradores y otros más lleguen a Honduras como si el país fuese un potrero. Así nos los explican los impulsores de esta nueva carga impositiva, que catalogan en esa misma línea a todos los hondureños y extranjeros que ingresen al país, porque todos pagan por igual; es decir, justo por pecadores.
La decisión de darnos mayor seguridad radica, según las explicaciones preliminares, en que ahora habrán máquinas para detectar a quien ingrese o salga del país si su huella dactilar, su rostro o sus ojos, posee un chip oculto que diga: “soy narcotraficante”, “soy sicario”, “soy ladrón” o “soy lavador de activos”. Ni los Transformes en su última película pudieron desarrollar tan impresionante paso tecnológico.
La policía nacional no tendrá de qué preocuparse porque los delincuentes le serán llevados en charola de plata. Y no tienen porqué imitar esa medida a lo interno de su organización porque ahí nadie es capo, pícaro, corrupto, extorsionador, secuestrador, roba carros o asesino, ya que ahí lo único que se cometen son “faltas graves”. Por eso son desechados.
De esta suerte, “El Chapo” Guzmán la tiene difícil aquí en Honduras. Presumo que tanto Washington como México pronto replicarán la medida hondureña para acabar así de un solo con la criminalidad y el delito transnacional.
El presidente Lobo, muy a su pesar, sí que está trascendiendo con estas acciones y anuncios de sus funcionarios que le llevan a la gloria, pero del ridículo. En este medio tiempo de gobierno, una revisión a su gabinete no le vendría mal.
Sin duda el 2012 comienza con buenos augurios. Entre los relámpagos a nivel nacional y el negociazo de Securiport, los impuestos “patrióticos” disfrazados y aprobados por el Congreso Nacional seguirán siendo sorpresivos para un pueblo catalogado entre los más desiguales del mundo y también menos seguro.
De momento, las buenas nuevas nos indican que podemos dormir a pierna suelta, con las puertas abiertas como en la época del extinto general Tiburcio Carías Andino, porque los capos como “El Chapo” Guzmán, la banda criminal de Los Zetas y otros tantos más no usarán más al país como potrero, sino pagan 34 dólares. En nuestra antología de lo absurdo, es lo mejor que nos ocurre, por ahora.