En México la gente no sale del asombro, tan cerca de clasificar a una
nueva fase en la eliminatoria mundialista y en cinco minutos les cambió
la realidad, tras una remontada holandesa que hoy tiene a los aztecas
fuera del mundial de fútbol.
Las preguntas del por qué, abundan. Todos son expertos en opinar y en cuestionar.
Honduras
no termina de reponerse tampoco del sabor amargo que dejara el papel de
la H en Brasil. Sin ser futbolera, me pareció ver a una selección -en
lo poco que vi- que jugaba como un guajolote sin horizonte, atolondrado y
casi resignado.
Y como no sé de fútbol no ahondaré en mis percepciones, pues ello queda para los expertos.
Grecia,
un país que viene de tocar fondo en la gran Europa, al parecer hizo su
hazaña al llegar al cuarto partido. Ignoro si juegan bien o mal, pero me
llamó la atención el gesto de sus jugadores al dejar claro que el
dinero que podrían ganar en calidad de estímulo o premio por su
recorrido hasta Brasil, fuese donado para construir centros de
capacitación en fútbol en su país. Lindo gesto y tremenda lección.
No en vano un artículo del estadounidense diario The Wall Street Journal
no dudó en señalar que la selección griega simboliza todo lo contrario
del gobierno: espíritu de disciplina, coraje y austeridad.
Ese país
sí que está mal. Europa salió a su rescate financiero por la quiebra en
que cayó y para evitar un remezón de consecuencias inimaginables en la
región que intenta venderse como referente del desarrollo y de la
riqueza.
Alemania sentía que se le frenaba su despegue, temían una reedición de
la bola de nieve que ya antes había tocado a Portugal e Irlanda, con
efectos catastróficos para España que vive también su propia crisis,
pero sin caer en el rescate. Y así Europa salió al rescate de Grecia.
En el fútbol, los griegos cayeron luchando ante una crecida Costa Rica
que hoy es el símbolo de unidad de América Central. No hubo quien no
apoyara a Costa Rica en ese partido en el que ambos equipos dejaron el
alma.
En el chat de mis "Aleros" el sufrimiento era enorme, regañaban al
árbitro, insultaban a la FIFA, socaron con los penaltis y explotaron de
júbilo cuando todo finalizó. Yo los leía e imaginaba sus gestos. Luego
en las redes sociales el sentimiento solidario era igual. América
Central era por un momento, más que vulnerabilidad y pobreza; era
esperanza.
Mis amigos y colegas dicen que este es uno de los mejores mundiales por
los goles y porque se ha visto un buen nivel de fútbol. Honduras, estuvo
ahí, pero no me queda claro si lo entendió.
En todo caso, los
mexicanos tienen claro, según deduzco de sus comentaristas ofuscados,
unos, apasionados, otros, que ha llegado el momento de un relevo
generacional. Hablan de capacitación y más capacitación, pero también de
formación educativa para poder pasar del cuarto al quinto partido y
más.
Los mexicanos dicen que deben construir más Carlos Vela, un jugador que
no quiso estar en la selección, que juega en España y que al parecer es
un buen definidor, un jugador diferente, de esos que marcan época. La H,
según recuerdo a mis colegas, no tuvo ese estratega de juego.
Entre llorada y llorada los mexicanos quieren ver más allá, Costa Rica
les ha dado esa lección. En Honduras, el debate debería ir en esa misma
línea, me imagino, pero si veo la prensa, lo que encuentro es "millones"
de entrenadores y de inquisidores, jugadores defendiéndose y
autoridades justificándose. No veo el tema colocado desde otra
perspectiva en la agenda pública.
No he visto o leído algo que me diga hacia donde debe ir la H. No
escucho de la importancia de la formación educativa de los futbolistas
más allá del ciclo básico. Mis amigos más críticos que conocen la
historia de Honduras en general, sugieren que los nuevos miembros de la H
deben ser sometidos a una especie de reaprendizaje del ABC.
Que si deben aprender ajedrez, que si es necesaria una intensa formación
sicológica, que si la nutrición, en fin, ellos también quieren un salto
de calidad. Tremendo reto el que tienen las autoridades del fútbol ante
un país y una población que ya no se conforma con clasificar.
Aseguran que ahora todo será reñido porque en el área está creciendo Panamá y Guatemala, así como los países del Caribe.
Por
ser del área de Concacaf, las lecciones de Brasil 2014 han sido para
Honduras y México, dolorosas. Para Honduras, porque si bien se hizo el
gol 32 años después, se afirma que hubo un retroceso.
La selección de 1982 seguirá marcando a las futuras generaciones
futboleras porque el pueblo les recuerda con entrega en la cancha y con
dificultades igual de grandes con las que seguramente llegó hoy Grecia.
Para
los mexicanos porque ni "el brujo Mayor" los hace romper la maldición
de no llegar al quinto partido, aunque hubo un "piojo" que les devolvió
el sentido de pertenencia perdido, pero obviamente, no basta con ello.
Pero del dolor también se aprende y se crece si la proyección de lo que
se quiere es clara. El imaginario colectivo está a vapor, todos quieren
a la H, pero ese querer, sino es moderado, también destruye. Hay que
aprender las lecciones, por dolorosas que sean.
Como dice mi colega, premio "Álvaro Contreras", Marlen Zelaya, "lo real
es lo real", no se puede esconder ni maquillar. Así de sencillo.
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