Nunca
utilizo este espacio para hablar de los trabajos periodísticos efectuados en mi
centro de labores. Hoy haré una excepción para referirme al anuncio
presidencial de ejercer soberanía sobre
las zonas recuperadas tras el litigio con El Salvador, dos décadas después del
histórico fallo.
Hace un mes,
la unidad que coordino en el noticiero Telenoticias 5, en su edición estelar,
publicó una serie de reportajes de profundidad sobre la situación de esas zonas
recuperadas, 20 años después. Un trabajo que resultó interesante para los
periodistas que con otros ojos vieron y encontraron historias y realidades que les
calaron y recordaron el por qué y para qué sirve el Periodismo.
Constataron que
esos 422 kilómetros cuadrados adjudicados por el fallo internacional de La Haya
a Honduras, están tan marginados que sus pobladores, en su mayoría, no sienten
la “marca País”, que tanto gusta citar a
los estrategas publicitarios.
La serie no solo
abordó la situación del mediático bolsón de Nahuaterique, entre los
departamentos de La Paz, en el centro, e Intibucá, en occidente. Trajo también
las historias de los ex bolsones de Cayaguanca, Sazalapa-La Virtud, en
occidente, Goascorán y el ex bolsón de la desembocadura del río Goascorán, en
el sur. Se aproximó a los ex bolsones de Dolores (centro) y Tepangüisir (occidente),
últimos que no fueron cubiertos en su totalidad por el mal tiempo, pero se
plasmaron algunas historias.
No es que
otros medios no informaran antes de la situación de los ex bolsones. Pero fue la primera vez que un medio
televisivo noticioso recorre todos los territorios recuperados, no sólo los sitios mediáticos como
Nahuaterique y Dolores.
Fue un
trabajo que evidenció en cierta medida una “vergüenza de país”. ¿Por qué? En
primer lugar porque la institucionalidad no funciona y lo que hay se encuentra
tan deteriorado que indigna. Y el periodismo es también indignación.
Pelear tanto
por un territorio para que las carreteras no existan o estén malas, para que la
gente siga igual o peor que antes, para que la educación la impartan mejor del
otro lado de la frontera salvadoreña con computadoras de última generación, mientras
del lado hondureño los niños carecen de libros
y clases. Son hechos que duelen porque
retratan a un País y a un Estado. Son historias que indignan.
Del lado
hondureño, los centros de salud cerrados, las mujeres prefieren parir en El
Salvador, mientras aquí, en la ciudad, la democracia se costura acorde al traje
del sastre que la promueve. ¡Qué cosas!
Esa serie
que no fue de escándalos, de denuncias bullangueras ni de “declaracioncitis”
oficiales—como está hecho la mayor parte del periodismo hondureño—despertó y
generó gratas respuestas. Un presidente por primera vez visita uno de esos
territorios recuperados y fue Porfirio Lobo Sosa.
Luego, en su
Consejo de Ministros, Lobo Sosa compartió su experiencia en Nahuaterique y se
escuchó un informe pormenorizado de la Cancillería hondureña, donde su titular,
Arturo Corrales, reconoció con hidalguía que en 20 años, el ejercicio soberano
ha sido a medias.
Corrales dijo
que durante todo este tiempo los gobiernos se han olvidado de estas zonas y “no
hemos sido lo suficientemente aplicados en llevar a feliz término el
cumplimiento de la sentencia; El Salvador ha hecho mayor presencia”.
Tanto
así,
dijo Corrales, que la propuesta y los planes del nuevo municipio en que
quiere
convertirse Nahuaterique, se elaboró en el salvadoreño departamento de
Morazán,
por lo que pidió ser cautelosos al respecto. Pero cierto es que las
zonas recuperadas tienen derecho a pertener a una aldea,caserío o
municipio hondureño, y no estar en el limbo como ocurre con la mayoría
de estas tierras.
Pero el
canciller también planteó el problema de la tenencia del agua, donde Honduras
debe ejercer soberanía. Para el caso, en el ex bolsón de Cayaguanca y de
Tepangüisir, sus afluentes de agua son explotados por los salvadoreños y ya del
lado hondureño existen ciertos problemas de sequía, reveló la serie
periodística de Telenoticias 5 estelar.
Ese Consejo
de Ministros, desapercibido en su mayoría para los periodistas, trató como hace
mucho tiempo no se hacía un problema de institucionalidad y ejercicio de
soberanía en los territorios olvidados. Los ex bolsones fueron agenda oficial
de debate ante la silenciosa pero eficaz penetración salvadoreña—sin guerras ni
protagonismo—en esas zonas.
Muchas
decisiones se tomaron para revertir esas dos décadas de abandono, cuántas se
harán realidad, dependerá del tiempo y la voluntad política real de tomar el
toro por los cuernos. También, del seguimiento que haga la prensa.
Arturo
Corrales dijo algo certero: este no es el tiempo del “vamos a hacer”, es el
tiempo “de hacer ya”, citando que por ahora, el único ejercicio soberano ha
sido el desembolso del Bono 10 mil, ¡20 años después!
El
presidente Lobo Sosa dijo que por medios de comunicación se había enterado con
mayor detalle de esta realidad. Si el trabajo de Telenoticias 5 estelar coadyuvó
a esta toma de decisiones de País, creo que se cumple una de las labores del
Periodismo de incidir para transformar, de visibilizar y dar voz a los que no
tienen para ser escuchados.
Así el
mérito no es para Telenoticias 5 estelar, que al fin y al cabo es un canal de
expresión. El mérito es para esos habitantes de los ex bolsones que con sus
historias rompieron el anonimato y dieron al Periodismo la oportunidad de
demostrar que en Honduras es posible ejercer un periodismo que profundiza en la
denuncia, pero también en la esperanza.
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