miércoles, 3 de abril de 2013

A un mes


Estamos a un mes para que el panorama político cambie radicalmente, más de lo que ya está. El Tribunal Electoral dará el banderillazo para el inicio formal de la campaña político electoral del mes de noviembre próximo cuando los hondureños elijamos al relevo del actual gobierno, que no pudo devolvernos la paz, la seguridad, el retorno a la cuenta del milenio ni mucho menos el sueño de aspirar en el corto plazo a tener una economía sana. No se pudo.
Cuando los magistrados del Tribunal Supremo Electoral (TSE) convoquen a las elecciones generales de noviembre, la agenda real del país será sustituida por otra. El gobierno y su gabinete pesarán menos, el poder de facto que hasta ahora ha tenido el Congreso Nacional pasará a ser un poder real, en la figura del aspirante presidencial del oficialismo, el abogado Juan Orlando Hernández.
¿Cómo va a pintar el panorama político? No estoy tan segura, lo cierto es que la víspera nos indica que el circo estará más revuelto de lo usual. Retornando de las vacaciones y obligadas reflexiones que deja la Semana Santa, nos encontramos con el primer acto del show político que se avecina.
El titular del Legislativo y candidato nacionalista, Juan Orlando Hernández, recetaba un té de manzanilla al derrocado ex presidente, Manuel Zelaya, en vista que éste le dijo que ni hincado Dios le iba a perdonar su corresponsabilidad en el desastre de país.
Uno y otro se acusaba mutuamente de aciertos y desaciertos. Ambos, desde sus trincheras defendían a sus partidos políticos, intentaban despertar el calor partidario con humor o con sarcasmo, y seguro que este tipo de actos los veremos con frecuencia cuando entre todo el aparato político de los nueve partidos legalmente inscritos que ahora tenemos. Será chistoso, como dice una amiga.
 Y tendremos que elegir dentro de esos nueve aspirantes presidenciales, de quienes no se percibe con claridad que ofrezcan cosas distintas. Parodiando a la película “El Señor de los Anillos” de JRR Tolkien, quién sabe cuántos Sauron y Saruman habrá en ese bazar político que nos espera, quién será el mago Gandalf y quiénes los Hobbits que rescatarán a la Tierra Media. Claro es que algunos de estos personajes políticos del patio nos tienen que librar del “señor de la oscuridad” en que hemos caído.
Honduras se sigue desangrando pero eso no es atractivo a los ojos de nuestra elite política, que juega con el tema de una forma torpe. Más de 20 mil muertos en tres años no es un cinco de yuca, son vidas humanas cuyas voces se ahogan en el dolor de las víctimas y la prisión de las estadísticas. Los rugidos no salieron y los nombres no se cambiarán porque la oscuridad es profunda.
Esa agenda real y permanente se relaciona con un desempleo que avanza, una inversión que se aleja en el “Honduras Open For Busissnes”. En los barrios donde muchos políticos no pueden entrar sin su seguridad personal, la gente hace cuentas para que la poca plata le rinda para pagar la extorsión a las maras y éstas a sus jefes invisibles pero tangibles.
Al calor de la campaña política, la gente se olvidará de estos problemas porque deberá hacer fila para el bono, el pago de la concentración, la pavimentación de sus calles con el cemento que se ha comprado, estrenar las luces de las canchas deportivas de los barrios urbano marginales que seguro serán inauguradas para devolvernos la paz, aunque su encendido a determinadas horas dependa de quién controla ese espacio territorial.
Tendremos música y seguro profundos mensajes de nuestros aspirantes presidenciales, unos quizá más serios que otros, más comedidos, pero con retos enormes para superar la danza de millones. Y del gobierno, ¿quién se acordará? Quizá sus ministros que harán cálculos por subirse al barco del nuevo oficialismo como parte del buró principal o como asesores en la sombra para la continuidad.
Y del gobierno ¿quién se acordará? Obviamente la prensa, obligada al registro histórico aunque ello incomode. Lo que habrá que averiguar es si en ese registro se contarán los aciertos o desaciertos de una gestión gubernamental. O estaremos obligados a aplaudir a un reinado, aunque camine desnudo. El poder real que tendremos en un mes nos lo dirá. Solo falta un mes.

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