La
captura y enjuiciamiento por delitos de lavado de activos, corrupción y
delincuencia organizada que será sometida en México la otrora poderosa
dirigente magisterial, Elba Esther Gordillo, me provoca muchas dudas acerca de
la lectura de los tiempos y la situación de los maestros en Honduras, donde
seguramente, a escala menor, pero no menos dañina, se encuentran muchos
caciques como la Gordillo.
Elba Esther, que en
algún momento dijo que llegó a la máxima cúpula del Sindicato de Maestros de
México por el “excusado” y que saldría “por la puerta grande”, no entendió que
su tiempo se agotaba y que los aliados---maestros, senadores, gobernadores y el
propio partido político que fundó—la dejarían sola y a su suerte.
Construyó su imperio
con el salario de los maestros, que al igual que en Honduras no existe un censo
real de cuántos son los docentes. Su caída es parte de una coyuntura política
que no quiso entender, creyó que sería capaz de manejar al presidente Enrique Peña
Nieto y su partido, ávidos de actos de fuerza y legitimidad para comenzar con
paso firme su sexenio.
Leyendo las
historias de la Gordillo, uno se asusta, se impresiona y se indigna. Y también
compara. Previo a la caída de una de las mujeres consideradas “más poderosa” de
México, aquí en Tegucigalpa, diario El Heraldo publicaba una extensa entrevista
en tres entregas hecha al ministro de Educación, Marlon Escoto, que destapaba
parte de la gran corrupción magisterial en Honduras.
El mismo nexo
mexicano se repite en Honduras: políticos, gremios, mafias, derroche, captura
del Estado. Escoto dijo que con la complacencia del Estado, la dirigencia hace
un pacto para crear mecanismos que les permitan obtener fondos de sus
agremiados, no necesariamente de la cuota gremial mensual.
“Crean otro tipo de
productos financieros y el Estado es cómplice de hacer la deducción en el
origen en el pago, eliminan el riesgo, inventan préstamos, crean hipotecas,
crean seguros y crean cooperativas al interior de los gremios”, indicó.
Señaló que entre
maestros y la mayoría de diputados en el congreso había una especie de “mafia
legal” operando en el sistema educativo hondureño, habló incluso de una reforma
hecha a la ley orgánica de uno de los colegios magisteriales para la reelección
indefinida de sus miembros.
¡Qué no dijo Escoto
en su entrevista con el diario! Casi una calca a la situación magisterial
mexicana, pero con actores diferentes. La pregunta es ¿caerá, como en México,
un grande de este tipo dentro del magisterio? Ellos son por ahora, un poder
fáctico, del que tanto hablan y cuestionan. ¡Vaya ironía!
En un programa de
televisión, escuchaba a la dirigencia magisterial hablar de persecución
política, que el ministro Escoto no los quiere, que son víctimas de un complot
y no sé cuantas vainas más. La verdad, me dio pena porque sencillamente no
están leyendo ni entendiendo su tiempo, la estrategia se les acabó y no
entienden que deben cambiarla.
En la población, la
percepción no les es favorable, los aliados tampoco son tan sólidos como hace
años atrás. Se entra al año político electoral y la dirigencia magisterial
juega al cálculo del voto por prebendas. Habrá que ver si ello aún les surte
efecto.
Ahora ya no convocan
tanta gente en las calles como en la época del ex presidente Ricardo Maduro,
por ejemplo. La dirigencia no evoluciona, incendia con sus discursos pero no
ofrece propuestas, se corre a las primeras de cambio, asevera el ministro
Escoto.
Como Elba Esther
Gordillo en México, la dirigencia magisterial carece de legitimidad en las
bases, los docentes hondureños sienten que están perdiendo en su lucha de
mantener prebendas, porque el país no solo está al borde de la bancarrota, sino
que las cúpulas que los dirigen también se han distanciado de las bases y muchos
hasta se dan el lujo de pagar reinados de contado. ¡Ah Elba Esther Gordillo!
Si los maestros no quieren
ser el chivo expiatorio del momento o futuros gobiernos, deben aprender a leer el
tiempo que se vive, no vaya a ser que como Gordillo terminen siendo guerreros sin
saber que su tiempo había acabado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario