jueves, 14 de junio de 2012

Periodismo de avestruz


Darío Dávila es un destacado periodista mexicano que en una de las clases del diplomado a periodistas mexicanos y centroamericanos en temas de seguridad que imparte la Red de Periodistas de a Pie, junto a otras instancias civiles, abordó el tema de cómo reforzar historias periodísticas que pueden ocasionar riesgos, cómo usar mejor las redes sociales y otros conceptos refrescantes que recuerdan el por qué y el para qué del Periodismo.
Dávila ofreció a los periodistas numerosas formas de ver, cubrir y proteger las historias difíciles del periodismo, en especial aquellas vinculadas con los señores sin rostro del crimen organizado y el narcotráfico. Él como muchos otros expertos en este tema, es claro en señalar que no existen recetas para estar a salvo de la inseguridad, pero que un periodista puede disminuir los riesgos siendo riguroso en su trabajo y desempeñando su profesión con alto perfil ético y el manejo adecuado de las técnicas periodísticas.
Visitando su blog me encontré con  una graciosa pero mortal caracterización de lo que se conoce como “periodismo de avestruz”, es decir,  el que no huele, no hiede y no siente.
Catorce pasos caracterizan este tipo de periodismo, o al menos, el periodismo que no se debe hacer pero que en la práctica es el que más se encuentra en muchas redacciones latinoamericanas y de nuestro patio cercano.
Para el debate y la reflexión obligada del periodismo y quienes ejercemos este trabajo, comparto con ustedes este tipo de “periodismo de avestruz” para que nos sacuda cuando sintamos que su práctica está opacando el verdadero periodismo. Si mis colegas quieren hacer un “periodismo de avestruz”, éstos son los pasos a seguir identificados por Dávila:
Si grupos del poder corruptos lo amagan, limítese a hacer periodismo de registro y no de investigación. Hágase el sordo ante la cultura de la ilegalidad. Es decir, “¡Simule que no escucha nada!”.
Si lo invitan a un recorrido con el gobernador local, vaya. Él le contará la historia real de los conflictos sociales. Arriésguese a que en el futuro la gente reclame “¿dónde estaban los periodistas de mi ciudad cuando pasaron tantas cosas?”. ¡Arriésguese!

Desinforme a su audiencia: Revise los temas sociales que involucran a su región y no se preocupe por traducir los conflictos detrás de estos. Nunca se pregunte qué tan desinformados quedan sus lectores por este vacío.

Generalice en sus historias: Generalice en sus historias. Diga “unos” y “varios” sin aclarar qué son “unos” y cuántos son “varios”.

Muestre sus fobias o prejuicios en sus textos: Utilice calificativos en sus textos. Puede usar frases como “triste final tuvo un hombre”, “desconsolada madre”, “desconsiderado padre de familia”.

Publique rumores sin investigarlos.

Que la fuente mande: No se preocupe por administrar una agenda desde las personas. Para eso están los edificios públicos, las conferencias y los desayunos con la fuente política.

Tome partido…: Participe abiertamente en candidaturas y campañas en su ciudad. Acuda a cenas o comilonas con los políticos y suba esas fotos a su mural de Facebook. Mezcle el periodismo con sus asuntos personales.

 No denuncie…: En caso de amenazas o agresiones derivadas de su trabajo, no las denuncie ante organismos internacionales o nacionales, porque “denunciar me pone en riesgo”. Contribuya así a que las autoridades manifiesten que la situación es normal.

Sea un extorsionador: Difunda informaciones falsas para presionar a fuentes o empresas a que pauten en su medio.

Deje de luchar…: Si el editor le dice que su historia no se publicará, no pelee un espacio en otras plataformas como blogger o ediciones digitales. Además, el periodismo que usted practica sólo es para el papel ¿o no?
Sea improvisado al aproximarse a las historias: No lea antes de viajar a una comunidad para conocer su pasado histórico o tensión social reciente.

No respete la dignidad de las personas: Al aproximarse a una víctima de violencia (Ejemplo: puede ser una madre cuyo hijo ha sido asesinado) pregúntele: “¿cómo se siente?”. Después tome muchas fotos del velorio y siéntase feliz porque cumplió con su trabajo a costa del dolor ajeno.

Promueva la desesperanza: No busque a grupos de personas que están haciendo algo para mejorar la situación de su entorno. Dedíquese a mostrar sólo lo negativo sin indagar soluciones para cambiar al discurso de la realidad que otros medios construyen.

 ¿Desea practicar un periodismo de avestruz?

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