lunes, 26 de noviembre de 2012

El voto cantado


Las elecciones internas y primarias recién concluidas dejan enormes lecturas para el país, además de las percepciones de fiasco que nos ha dado el Tribunal Supremo Electoral, incapaz de admitir sus errores, apiñados en el mal entendido “espíritu de cuerpo” que les impide detectar incluso la modalidad impuesta del “voto cantado” a cargo de los barones de la droga que controlan significativas regiones del país.
 “Voto por el diputado X”, cantaba la gente al momento de ejercer el sufragio, mientras una persona, en una esquina de la mesa electoral, golpeaba con la cacha de su arma la mesa para dar fe que todo iba perfecto. En otras, un día antes del proceso, les secuestraban la identidad a los votantes, los iban a traer para darles las instrucciones de rigor y hasta el día 20 les devolvieron su tarjeta de cedulación.
En otras zonas, los primeros reportes indicaban 72 sufragios contra cero. Nadie en ese municipio votó por un candidato opositor, es decir, ni los mismos precandidatos votaron por sí mismos. Solo uno era el “rey del pueblo”.  
¿Inconsistencias o normalidad? Sepa usted cuál será la respuesta del Tribunal Electoral, lo cierto es que estas historias rurales, de tierra adentro, de gente atemorizada o de observadores o custodios que privilegiaron su vida antes que la denuncia, fueron tan reales que parecen cuentos de fábula. Hubo municipios incluso en donde algunas corrientes o partidos optaron por no presentar fórmula a determinados cargos de elección popular para no entrar en pugna con los barones de la droga.
 
Mis fuentes me contaban sorprendidas, otras alarmadas, yo les decía eso es de Hollywood, pero viendo un programa televisivo donde unos jóvenes relataban sus experiencias como observadores nacionales, atreviéndose tímidamente a insinuar algunos de estos relatos, entendí que Hollywood llegó para quedarse en este país nuestro.
 
Sus relatos son como los que uno escucha en aquellos países con problemas de drogas, donde comunidades enteras se quedan sin voz. Recordé entonces unas denuncias publicadas en diario El Heraldo, en su versión digital, al indicar que había municipios en donde los representantes del Tribunal Electoral no pudieron ingresar a capacitar por ser zonas calientes del narco.
También vino a mi memoria, la inquietud que hace un par de años me expresó un agente policial, acerca de cómo liberar a un pueblo cooptado por el narco.
En distinto momento y tiempo, la magistrada presidenta del Tribunal Superior de Cuentas, Daysi de Anchecta, denunció que existían sitios en el occidente del país en donde sus auditores no podían llegar a auditar municipalidades porque inmediatamente gente extraña merodeaba el sitio de hospedaje, los seguía y  en más de alguna vez fueron intimidados con armas y tuvieron que recurrir a la autoridad policial o militar para sacarlos con vida.
Hace unos cuatro meses, un corresponsal del interior tuvo que acudir a la autoridad para salir de un municipio donde cubría una entrega de bonos y al detectar politización y denunciar el hecho, inmediatamente fue rodeado por “gente extraña, en el pueblo me dijeron: cuídate, son matones. Acudí al jefe policial para que me sacara porque nos venían siguiendo”, me contó tembloroso y preocupado el joven corresponsal.
Pero volviendo a las elecciones internas y primarias, esa modalidad del “voto cantado” sin duda nos indica que estamos entrando a otro tipo de escenario electoral, tanto así que es probable que encontremos en los comicios generales de 2013,  regiones con más carga electoral que las tradicionales.
Habrá que esperar los datos finales del Tribunal Electoral para comenzar una lectura más detenida de lo que arrojan los municipios, cruzar información y advertir así tendencias de cómo la captura del Estado es más firme en unas regiones que en otras. Esa información deberá servir a los aspirantes a la Presidencia de la República para evitar sorpresas.
De momento, el espectáculo no concluye pero la tendencia es a cerrar las cifras  datos como lo anticipó Ingeniería Gerencial, que según el presidente Lobo Sosa, “nunca se equivoca”. La institucionalidad ante todo.
 

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