miércoles, 15 de agosto de 2012

Periodistas identifican sus predadores


Siete son los grandes enemigos que enfrenta el periodismo en Honduras, asfixiado por las amenazas, intimidaciones, la censura sutil y directa, los atentados y los asesinatos. Todos ellos operan en colusión con autoridades contaminadas que se encargan de alimentar la impunidad.
Estos enemigos son el crimen organizado, pandillas y narcotráfico; la corrupción, los funcionarios, policías y militares corruptos; los políticos, los grupos de poder y los grupos de izquierda.
Así los definieron 81 periodistas de Tegucigalpa, en un sondeo de opinión elaborado por diario El Heraldo, cuyos resultados fueron presentados por su director, el periodista Carlos Mauricio Flores, en la reciente conferencia de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y la Asociación de Medios de Comunicación (AMC) sobre “Seguridad, protección y solidaridad para la libertad de expresión”.
En su disertación, el destacado periodista Flores dijo que el sondeo había sido elaborado a periodistas-reporteros de los medios de comunicación radiales, escritos, televisivos y digitales. Para descartar cualquier mal interpretación aclaró que de los 81 periodistas consultados, solo cinco fueron del diario El Heraldo. Se consultó a comunicadores sin discriminación alguna ni sesgo, explicó el director del citado diario.
La consulta rápida hecha por los colegas de El Heraldo me encantó porque dio voz a los periodistas, quienes en seis preguntas relativas a la temática que rigió la conferencia de la SIP y la AMC, midieron sus riesgos y fueron claros en los mensajes enviados a los medios de comunicación del país, el gobierno y al Estado en general.
Me causó sorpresa ver que entre los predadores de la libertad de expresión identificados por los periodistas se destacara  a los grupos de izquierda, y solo puedo atribuir este hecho a la forma en que los reporteros se han sentido agredidos en sus coberturas noticiosas por algunos activistas o líderes de estos sectores, que deben tomar esto como una “alerta temprana”.
¿Se siente en libertad para informar sobre corrupción, narcotráfico y crimen organizado?, fue una de las preguntas hechas a los colegas. Un 64 por ciento dijo que NO y un 30 por ciento “un poco”. Apenas un 2 por ciento dijo sentirse con “mucha libertad”, el resto no contestó.
¿Recibe de su medio medidas de seguridad y protección que le permiten ejercer el periodismo con libertad?, era otra de las interrogantes. Un 83 por ciento dijo que NO mientras un 12 por ciento dijo que SÍ, el resto no contestó.
¿Discuten en las redacciones temas como autoprotección y seguridad en coberturas de alto riesgo?: 43 por ciento respondió que SÍ, pero muy poco; 33 por ciento que SÍ y bastante, un 22 por ciento dijo que nada y el resto no contestó.
¿Promueve sus medios valores éticos y calidad periodística?, se les interrogó y un 76 por ciento dijo que SÍ; un 15 por ciento que NO y el resto evitó responder.
¿Qué condiciones pueden ayudarle a ejercer el periodismo con mayor seguridad?, se les consultó y sus respuestas fueron: Seguridad ciudadana, jurídica y no impunidad (29%), apoyo del Medio de Comunicación (seguro de vida y mejores salarios 27%), protección del Estado y políticas públicas (20%), Calidad periodística (valores, ética, respeto a fuentes  11%);   unidad del gremio (7%) y la autocensura (3%).
Los periodistas también pidieron a sus medios crear protocolos de seguridad en sus redacciones y para el personal clave de la Redacción, definir códigos de ética, definir reglas claras cuando se hagan coberturas de alto riesgo; mejorar sistemas de logística, autorregulación, salarios y seguridad social, estándares de calidad periodística bajo el rigor de la ética y el profesionalismo, así como acompañamiento en la lucha permanente contra la impunidad.
¿Qué pueden hacer los periodistas?, en su tarea de corresponsabilidad, se les preguntó. Ellos dijeron: ser periodistas y menos activistas, medir riesgos en coberturas, acudir a las instituciones de derechos humanos a brindar testimonios cuando se sientan amenazados o en riesgo, mantener el respeto y la distancia con las fuentes, la ética en el ejercicio profesional y debatir en torno a la figura del Ombudsman de la Prensa.
El Gobierno y el Estado, a su vez, deben definir políticas públicas que protejan  la libertad de expresión, esclarecer los asesinatos de periodistas y comunicadores, atender recomendaciones de Naciones Unidas en materia de libertad de expresión, garantizar el acceso a la información pública, atender los casos urgentes de periodistas amenazados, luchar de frente contra la impunidad y la corrupción.
Esta es la visión de la prensa que identifica a los enemigos que considera atentan contra la libertad de expresión y el derecho a informar, mide sus riesgos, señala las limitaciones en sus medios, al tiempo que atisba algunos caminos de solución conjunta si cada quien cumple el rol que le corresponde. ¿Sencillo verdad?

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